Relajación profunda. Eso es lo que consigue en el sistema nervioso
parasimpático la combinación del shiatsu con el agua en un novedoso tratamiento
que, cada día, está teniendo más adeptos: el watsu.
Son muchas las
personas que consideran que el shiatsu es uno de los métodos
más interesantes para el tratamiento de diferentes dolencias. Sin embargo, esta
técnica tradicional japonesa basada en la presión localizada mediante la acción
de los dedos y las palmas de las manos del terapeuta sobre el paciente ha dado
un paso más y ha dejado su tradicional camilla por el agua y el cuerpo del terapeuta
como único soporte. Así ha nacido el watsu, una disciplina que, como
explica Elisa Muñoz, fisioterapeuta y vicepresidenta de la Asociación
Española de Watsu y Trabajo Corporal Acuático, aprovecha los patrones
sanadores y de sustentación del agua a una temperatura entre 34 y 37 ºC”. Esta
temperatura del agua no es casual, ya que se ha elegido una similar a la del
cuerpo humano para que éste ofrezca una relajación natural y espontánea.
El watsu aprovecha los patrones sanadores y de sustentación del agua a
una temperatura entre 34 y 37 ºC
A pesar de que el
Watsu es heredero de una técnica milenaria como el Shiatsu, no se empezó a
desarrollar hasta la década de los 80 del siglo pasado, cuando Harold Dull,
en California, decidió evolucionar su conocimiento del Zen Shiatsu llevando a
sus alumnos al agua, y posteriormente contó con la contribución de
profesionales de diferentes piscinas, centros y estaciones termales.
Las cualidades del
cuerpo humano es su flotabilidad, por lo que el efecto negativo que
ofrece la gravedad en los masajes en seco se ve disminuido al estar dentro del
agua. “Trabajando sin un punto de apoyo, en el watsu las posibilidades de
movimiento tridimensional y disociado en todos los segmentos del cuerpo
simultáneamente son infinitas e impracticables en cualquier otra técnica en
seco”, insisten ambas especialistas.
Dejarse en las manos
de un buen profesional de watsu permite a la “persona alcanzar estados de
relajación y escucha profunda, además de descomprimir las vértebras, movilizar
las articulaciones y elongar los músculos en un modo alternativo y
complementario a las demás técnicas que pueden llevarse a cabo en seco.