El masaje
sueco es un tipo de masaje destinado a eliminar las tensiones y a
reafirmar músculos y articulaciones. Su efecto tonificante y relajante favorece
la circulación sanguínea y linfática y la eliminación de toxinas y ayuda al
cuerpo a reencontrar su equilibrio natural.
Por
qué se llama así?
El
masaje es quizás una de las técnicas curativas más antiguas del mundo: hunde
sus raíces en las civilizaciones china, egipcia e hindú, pero, sobre todo, en
la greco-romana. Inspirándose en ellas, el médico sueco Per Henrik Ling
(1776-1839) creó un completo sistema de ejercicios físicos con el objetivo de
corregir y fortalecer las deficiencias corporales conocido como ‘sistema
Ling del movimiento’, que combinaba ejercicio, masaje y sauna. Para
desarrollar su técnica, Ling se inspiró en sus conocimientos en anatomía,
educación física, esgrima y en su convencimiento del poder del pensamiento
sobre la mente. Y para demostrar la eficacia de sus hallazgos fundó en 1814 en
Estocolmo el Royal Gymnastics Central Institute.
Aunque tuvo que pasar
un siglo para que su trabajo fuera reconocido y sus técnicas empleadas, primero
en Estados Unidos y, más tarde, en Europa. Hoy en día, la mayoría de las
modalidades de masaje terapéutico occidental tienen su origen en el masaje
sueco.
Principales beneficios del
masaje sueco
Como sabrá ya
cualquiera que lo haya recibido en sus propias carnes, el masaje sueco tiene no
pocos beneficios. Aquí tienes algunos de los más importantes:
·
Activa la circulación sanguínea.
·
Acelera la circulación linfática y su efecto de
drenaje.
·
Mejora el aspecto de la piel.
·
Aumento del tejido muscular, haciéndolo más firme y
elástico.
·
Disminuye el tejido adiposo, ya que acelera su
metabolismo al aumentar la circulación.
·
El masaje también actúa sobre el metabolismo –aumenta
la cantidad de orina, por ejemplo– y las vísceras, especialmente las del
aparato digestivo, ayudándolas a vaciarse.
·
Posee un efecto psicológico positivo sobre el
paciente, que se sentirá más relajado y aliviado.
El
masaje sueco está principalmente indicado para…
·
Contracturas, atrofias musculares, esguinces y distensiones.
·
Problemas de circulación, del sistema linfático, varices y arterioesclerosis.
·
Artrosis y escoliosis, dorsalgias y lumbalgias.
·
Como complemento para tratamientos anticelulíticos.
·
Fortalecimiento y tonificación de los tratamientos
deportivos.
·
Estimulación de la salud en general.
Pero
contraindicado si padeces…
·
Enfermedades de la piel y del cabello.
·
Inflamaciones agudas con enrojecimiento, calor, dolor,
etcétera.
·
Infecciones y enfermedades hemorrágicas, tumorales,
cancerosas y tuberculosas.
·
Traumatismos con herida abierta, fracturas y fisuras.
·
Enfermedades vasculares o sospechas de que se padecen:
tromboflebitis, flebitis…
·
Después de correcciones quirúrgicas de la columna.
·
Lesiones cerebelosas, enfermedad de Parkinson, cálculos de riñón,
vesícula…
·
Durante la fase aguda de las enfermedades reumáticas.
·
Úlceras internas y quemaduras.
Cómo es una
sesión de masaje sueco
El masaje sueco puede
ser lento y suave, o vigoroso y tonificante, en función de qué estilo practique
el masajista y de los objetivos que se persigan: no es lo mismo querer
simplemente relajarse que actuar sobre una contractura, por ejemplo.
Antes
del masaje, el masajista te preguntará, de hecho, sobre tu estado general de
salud y por qué estás allí: qué te duele, si sufres alguna alergia o enfermedad, embarazo, etcétera.
Se trata de una primera toma de contacto que también sirve para indicarle tus
preferencias sobre la presión de los movimientos o sobre qué zona quieres que
insista más (los masajes más demandados son los de espalda y cuello).
Después, te indicará
dónde dejar la ropa y cómo tumbarte en la camilla bocarriba o bocabajo. En
general, el masaje se aplica sobre el cuerpo desnudo o en ropa interior (muchos
centros disponen de ropa interior desechable para este menester), aunque se
coloca siempre una toalla en la parte que no se está trabajando.
La cabina también
debe estar debidamente acondicionada: limpia, con una luz tenue y olor
agradable, se puede incluso poner música relajante de fondo. El masajista suele
usar aceites aromáticos o alguna crema para ayudarse en su tarea.
La
técnica del masaje sueco
Aunque la técnica del
masaje sueco se ha ido puliendo, la base incluye los mismos movimientos que
ideó el doctor Ling y que se deben ejecutar en un determinado orden, sin
levantar las manos y con el mismo ritmo.
El masaje comienza
con unos deslizamientos sedantes, para relajar, o por una fricción, para hacer
que el cuerpo entre en calor. Luego viene una maniobra en sentido centrípeto
(hacia el corazón) para que la fluya la sangre y se renueve. A continuación se
realizan los amasamientos, con el fin de tonificar y nutrir los músculos del
cuerpo. La sesión se puede completar con presiones, vibraciones o cacheteos y
al final se aplican nuevos movimientos relajantes.
Aunque no se tiene
por qué seguir este orden, normalmente se comienza tumbado bocabajo y lo primero
que se trabaja es la espalda. Después la parte trasera de cada pierna. A
continuación, hay que darse la vuelta para masajear la parte delantera de las
piernas, los brazos y por último el cuello y los hombros. En general, una
sesión dura entre 45 y 50 minutos, aunque se puede extender hasta los 75-90
minutos si queremos algo más profundo.